En el mundo actual, Elara ha adquirido una relevancia sin precedentes. Ya sea en el ámbito personal, profesional, social o político, Elara juega un papel fundamental en nuestra vida diaria. A lo largo de la historia, Elara ha sido objeto de estudio, debate y admiración, pero nunca antes como en la actualidad ha ocupado un lugar tan destacado en la sociedad. Desde sus orígenes hasta el presente, Elara ha evolucionado y se ha adaptado a los cambios y desafíos que ha enfrentado a lo largo del tiempo. En este artículo, exploraremos de cerca el impacto de Elara en diferentes aspectos de la vida cotidiana y cómo ha influenciado la forma en que nos relacionamos con el mundo que nos rodea.
En la mitología griega, Elara, Élara e incluso Álera (en griego antiguo Ἐλάρα) era la hija del rey Orcómeno o bien de Minias. Al menos un autor la refiere como Larisa. Se dice que Elara fue amada por Zeus, quien por miedo a su esposa, Hera, la ocultó profundamente bajo tierra. Allí alumbró al gigante Ticio (por eso a veces se lo considera hijo de Gea) y a su debido tiempo Zeus desenterró a su hijo. De hecho las dos filiaciones de Ticio —Elara y Gea— fueron hábilmente unidas en un mismo relato: «Ticio, al cual había engendrado la divina Élara, pero crio y alumbró de nuevo Gea». Se dice que a la cueva por la que Ticio ascendió a la superficie, situada en Eubea, se le llamaba el Elarión, en honor a su madre. Hesíodo también llamaba a Ticio por el metronímico de Eilárida.