En el presente artículo, nos adentraremos en el fascinante mundo de Mushezib-Marduk, un tema que ha capturado la atención de expertos y aficionados por igual. A lo largo de la historia, Mushezib-Marduk ha jugado un papel fundamental en diferentes ámbitos, desde la ciencia hasta el arte, pasando por la cultura y la sociedad. A lo largo de estas líneas, exploraremos su origen, evolución y su impacto en el mundo actual, así como las diferentes perspectivas y opiniones que existen en torno a este tema. Sin duda, Mushezib-Marduk es un tema apasionante que merece ser analizado en detalle, y en este artículo nos adentraremos en diferentes aspectos para comprender su importancia y relevancia en la actualidad.
Mushezib-Marduk | ||
---|---|---|
rey de Babilonia | ||
Reinado | ||
693 a. C.-689 a. C. | ||
Predecesor | Nergal-ushezib | |
Sucesor | Senaquerib | |
Familia | ||
Dinastía | XI | |
Mushezib-Marduk fue un rey de la dinastía X de Babilonia, que reinó en el período 693 a. C.-689 a. C.
Antes de ser elegido rey de Babilonia, era jefe de las guerrillas antiasirias. Cuando accedió al trono, compró a base de oro a todos los aliados que pudo reunir contra Asiria. En 691 a. C. consiguió una gran coalición formada por nómadas arameos y caldeos, pueblos de los Zagros, Parsuash, Anzan, Ellipi, y sobre todo, Elam. Este gran ejército se enfrentó al de Senaquerib cerca de la actual Samarra, junto al Tigris. La batalla fue muy dura, con grandes pérdidas por ambas partes, y sin claro vencedor.
Sin embargo, Senaquerib pudo rehacer sus fuerzas antes que sus rivales, y en 689 a. C. atacó de nuevo, logrando una clara victoria, en la que se apoderó de Babilonia e hizo prisionero a Mushezib-Marduk. Los babilonios fueron asesinados, deportados, o vendidos como esclavos; las estatuas de los dioses, destrozadas o robadas; los templos y los edificios, arrasados. La furia destructora de los asirios alcanzó hasta el propio suelo, que fue arrojado al Éufrates para que se perdiera en el mar. Esta actitud era una relativa novedad, aun dentro de la ferocidad de las guerras mesopotámicas, pues hasta entonces, los asirios habían distinguido entre el poder secular enemigo, y las ciudades santas y los dioses babilonios, que contaban con numerosos adoradores entre su propio pueblo, y que eran normalmente respetados.