En el mundo actual, Tipo de cambio fijo sigue siendo un tema de gran relevancia e interés para un amplio espectro de la sociedad. Desde su origen hasta la actualidad, Tipo de cambio fijo ha marcado un impacto significativo en diversos aspectos de la vida cotidiana, desde la política y la economía hasta la cultura y la tecnología. A lo largo de los años, Tipo de cambio fijo ha sido objeto de debate y reflexión, generando opiniones encontradas y despertando pasiones. En este artículo, exploraremos a fondo el impacto y la relevancia de Tipo de cambio fijo en la actualidad, examinando su evolución a lo largo del tiempo y su influencia en la sociedad moderna.
Un tipo de cambio fijo es el régimen cambiario de una unidad monetaria cuyo valor se ajusta según el valor de otra divisa de referencia, de una canasta de monedas o de una medida de valor, como el oro.
Un tipo de cambio fijo estabiliza el valor de una moneda con respecto a la que está fijada. Esto facilita el comercio y las inversiones entre los países con las monedas vinculadas y es muy útil para las pequeñas economías, donde el comercio exterior constituye una gran parte de su PIB.
También sirve para controlar la inflación. Sin embargo, puesto que el valor de referencia sube y baja, también fluctúa la moneda fijada. Además, un tipo de cambio fijo impide que un gobierno pueda usar la política monetaria para lograr la estabilidad macroeconómica.
En ciertas situaciones, los tipos de cambio fijo pueden ser preferibles por su mayor estabilidad: por ejemplo, la crisis financiera asiática fue menos grave gracias al tipo de cambio fijo del yuan chino. Desde la devastación económica de la Segunda Guerra Mundial el sistema de Bretton Woods permitió a Europa occidental recuperarse de forma estable con tipos de cambio fijados al dólar estadounidense hasta 1970.
En este sistema, el tipo no se fija libremente por el mercado, sino que este es forzado por las autoridades económicas o monetarias del país, para evitar que se produzcan oscilaciones en la cotización de su moneda.
En determinados países existe el denominado “currency board”, que tiene su fundamento en un compromiso establecido legalmente que determina un tipo de cambio fijo con otra moneda, y además obliga a la autoridad monetaria a limitar la emisión de moneda nacional a la disposición suficiente de reservas. Un ejemplo de este sistema es Bulgaria, por su fijación con el euro.
Otra modalidad son los tipos fijos pero ajustables, son tipos de carácter fijo pero dentro de un rango de valores en relación con otra moneda o con respecto a una canasta de monedas, también incluye un cierto compromiso por parte de las autoridades monetaria para mantener ese valor en los mercados, pero admitiendo la posibilidad de modificarlo en determinadas circunstancias. Un ejemplo de este caso es China.