La geoingeniería es un conjunto de tecnologías y técnicas aplicadas a la manipulación del medio ambiente de la Tierra con el fin de combatir el cambio climático y sus efectos negativos. El objetivo es alterar los procesos naturales en la atmósfera, el océano, la tierra y el hielo para reducir la cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera y mitigar el calentamiento global.
Este tipo de geoingeniería se enfoca en la eliminación y almacenamiento de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera. Un ejemplo de esto es la captura de carbono y almacenamiento subterráneo (CCS), donde el CO2 es capturado de las emisiones de centrales eléctricas y se almacena en formaciones geológicas debajo de la tierra.
La geoingeniería solar se centra en la modificación de la cantidad de radiación solar que llega a la Tierra, para así reducir la cantidad de calor que es absorbido por la atmósfera. Un ejemplo es la inyección de partículas reflectantes en la alta atmósfera para reflejar parte de la radiación solar de vuelta al espacio.
La geoingeniería tiene el potencial de tener un impacto significativo en el medio ambiente y en la salud humana. Por ejemplo, la geoingeniería solar podría reducir la cantidad de lluvia en áreas específicas, lo que podría afectar la agricultura y la disponibilidad de agua potable. También podría afectar los patrones migratorios de los animales y la vida floral.
La geoingeniería basada en el carbono también presenta desafíos ambientales. La CCS como técnica para almacenar el CO2 en formaciones geológicas subterráneas puede presentar riesgos de fugas, lo que podría causar contaminación del agua subterránea y del suelo.
La geoingeniería ha sido objeto de debate y controversia debido a sus posibles impactos ambientales y a la falta de investigación sobre sus consecuencias a largo plazo. Algunos argumentan que la geoingeniería es una solución falsa al cambio climático y que, en lugar de centrarse en la manipulación del medio ambiente, deberíamos centrarnos en reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero. Otros argumentan que la geoingeniería es necesaria para reducir los efectos negativos del cambio climático y que debemos explorar todas las opciones posibles.
La geoingeniería es una opción controvertida y aún en desarrollo para combatir el cambio climático. Si bien puede tener algunos beneficios, también puede tener consecuencias graves y no es una solución a largo plazo. Se necesita más investigación sobre sus posibles impactos para tomar decisiones informadas sobre su uso. Además, la geoingeniería no debe ser vista como una excusa para no reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero. Debemos reducir nuestras emisiones y utilizar la geoingeniería solo como último recurso.