La salud mental es un tema fundamental en la sociedad actual, en la que cada vez se presta más atención al bienestar emocional y psicológico de las personas. El ejercicio físico es una actividad que se relaciona con una mejor salud en términos generales, pero ¿cuál es su relación con la salud mental? En este artículo se aborda esta cuestión, analizando los datos y la información disponible sobre el tema.
Antes de comprender la relación entre ejercicio y salud mental, es importante entender cómo funciona el cerebro en relación al ejercicio físico. Cuando hacemos ejercicio, el cuerpo libera endorfinas, que son sustancias químicas que actúan como analgésicos naturales y reducen la percepción del dolor. Además, también actúan como neurotransmisores y pueden alterar el estado del ánimo.
Las endorfinas se generan especialmente durante actividades físicas de intensidad moderada a alta, como correr, nadar o hacer ejercicios aeróbicos. Los efectos de las endorfinas pueden durar varias horas después de haber realizado el ejercicio, lo que explica por qué muchas personas sienten una mejora en su estado de ánimo tras una sesión de entrenamiento.
La práctica regular de ejercicio físico puede ayudar a reducir los niveles de estrés y ansiedad en las personas. Como hemos visto, los efectos de las endorfinas pueden durar varias horas después de haber hecho deporte, lo que contribuye a mejorar el estado de ánimo y reducir la percepción de estrés. Además, el ejercicio también puede ayudar a reducir la tensión muscular y la fatiga, que son síntomas asociados al estrés crónico.
Por otra parte, el ejercicio puede ser una actividad que contribuya a reducir la ansiedad en personas que sufren trastornos emocionales o psicológicos. Muchas terapias psicológicas incluyen el ejercicio como una herramienta terapéutica para reducir la ansiedad y la depresión, por ejemplo.
El sueño es un factor clave en el bienestar emocional y psicológico, y las personas que tienen problemas de sueño suelen tener mayor estrés y ansiedad. El ejercicio físico puede ayudar a mantener un patrón de sueño regular y de calidad. Esto se debe en parte a que el ejercicio aumenta la temperatura corporal, lo que puede favorecer la relajación del cuerpo y la conciliación del sueño.
También se ha demostrado que la actividad física regular puede contribuir a reducir los síntomas del insomnio, uno de los trastornos del sueño más comunes. En un estudio realizado en personas que sufren insomnio crónico, se encontró que aquellas que realizaron actividad física durante cuatro meses experimentaron una mejoría significativa en los síntomas de sueño.
El ejercicio físico también puede tener un impacto positivo en la autoestima y la percepción de la imagen corporal. En muchas personas, especialmente aquellas que sufren de obesidad o trastornos alimentarios, la imagen corporal y la autoestima están fuertemente relacionados. Al mejorar el estado físico y reducir la grasa corporal, el ejercicio puede aumentar la autoestima y la seguridad en la propia imagen corporal.
Además de los efectos positivos mencionados anteriormente, el ejercicio físico también puede ser una herramienta preventiva y terapéutica para trastornos emocionales y psicológicos. De hecho, muchas terapias psicológicas que se utilizan para tratar la depresión, la ansiedad y otros trastornos incluyen el ejercicio físico como parte del tratamiento.
En un estudio realizado en personas con depresión mayor, se encontró que el ejercicio físico puede ser tan efectivo como la terapia psicológica o los medicamentos prescritos para tratar la enfermedad. Las personas que realizaron ejercicio durante 16 semanas tenían un porcentaje similar de mejoría que aquellos que habían seguido terapia o tomado medicación.
En definitiva, la práctica regular de ejercicio físico tiene una relación positiva con la salud mental. La actividad física puede contribuir a reducir los niveles de estrés y ansiedad, normalizar el sueño, mejorar la autoestima y la percepción de la imagen corporal, y prevenir o tratar trastornos emocionales y psicológicos.