En el presente artículo, nos adentraremos en el fascinante mundo de Castillo concéntrico, explorando sus múltiples facetas y conociendo más a fondo su impacto en diferentes aspectos de la sociedad. Desde su origen hasta su relevancia en la actualidad, daremos un vistazo detallado a Castillo concéntrico y su influencia en el entorno que lo rodea. A través de un análisis exhaustivo, descubriremos las distintas perspectivas que existen en torno a Castillo concéntrico, así como su importancia en el desarrollo de diferentes campos de estudio. Sin duda, Castillo concéntrico es un tema apasionante que merece ser explorado y analizado de manera profunda, por lo que estaremos sumergiéndonos en sus profundidades a lo largo de este artículo.
Se llama castillo concéntrico a aquel que dispone dos o más lienzos de murallas a modo de polígonos o círculos protegidos entre sí, unos dentro de otros.
En muchos casos existían dos líneas amuralladas. La muralla exterior estaba situada cerca de la interior y era más baja que esta, de manera que los defensores podían atacar con sus arqueros a los atacantes desde la muralla exterior, sin que los atacantes pudieran atacarles directamente debido a la interposición de la muralla exterior. A su vez, resultaba extremadamente difícil tomar la muralla exterior mientras no se anulara el ataque proveniente de la interior. Algunos historiadores han señalado que este tipo edificatorio pudo generalizarse como una solución a la necesidad de la Orden del Temple de contrarrestar la maquinaria bélica musulmana. En algunos países europeos, como España, los castillos concéntricos de planta cuadrangular y torres esquineras estuvieron muy extendidos durante la Edad Media. También destacaron los castillos concéntricos eduardianos en las islas británicas.
Cabe decir que el tema del castillo concéntrico fue un lugar común de las místicas islámica y cristiana. En el caso cristiano destaca el uso metafórico que les dio santa Teresa de Jesús. En ambos casos los castillos concéntricos simbolizan el acceso del místico a su propia alma.