El tema de María de Maeztu es una cuestión que ha generado interés y debate a lo largo de los años. Con el paso del tiempo, María de Maeztu ha demostrado ser un tema relevante y de importancia en diferentes ámbitos de la sociedad. Desde su impacto en la economía global hasta su influencia en la cultura popular, María de Maeztu ha capturado la atención de académicos, expertos y entusiastas por igual. En este artículo, exploraremos diferentes facetas de María de Maeztu, desglosando su impacto, su relevancia y su evolución a lo largo del tiempo. A través de un análisis crítico y exhaustivo, buscaremos comprender la complejidad y la importancia de María de Maeztu en la actualidad.
María de Maeztu | ||
---|---|---|
![]() | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | María de Maeztu y Whitney | |
Nacimiento |
18 de julio de 1881 o 18 de julio de 1882 Vitoria (España) | |
Fallecimiento |
7 de enero de 1948 Mar del Plata (Argentina) | |
Nacionalidad | Española | |
Familia | ||
Padres |
Manuel de Maeztu Rodríguez Juana Whitney | |
Educación | ||
Educada en | ||
Información profesional | ||
Ocupación | Pedagoga, política, humanista y feminista | |
Área | Pedagogía | |
Cargos ocupados | Miembro de la Asamblea Nacional Consultiva (1927-1930) | |
Empleador | Residencia de Señoritas | |
Miembro de | ||
María de Maeztu y Whitney (Vitoria, 18 de julio de 1881-Mar del Plata, 7 de enero de 1948) fue una pedagoga y humanista española. Dirigió e impulsó la Residencia de Señoritas entre 1915 y 1936, formó parte de la junta directiva del Instituto-Escuela y presidió el Lyceum Club Femenino (1926-1936). Fue la única mujer que formó parte del Patronato de la Junta para Ampliación de Estudios, además de ser Consejera de Instrucción Pública, miembro de la Asamblea Nacional Consultiva y profesora de la Facultad de Pedagogía de la Universidad Central.
Nació el 18 de julio de 1881 en Vitoria, en el seno de una familia acomodada de marcado carácter cosmopolita y liberal, cuya influencia —y muy especialmente la de su hermano Ramiro— resultó decisiva en su trayectoria intelectual y profesional. Hija de Juana Whitney y Donè, profesora y activista por los derechos de las mujeres; y del ingeniero Manuel de Maeztu y Rodríguez, un hacendado cubano de ascendencia navarra nacido en Cienfuegos, hijo del último intendente general siendo la isla de Cuba aún territorio español. Sus padres, que se conocieron en París cuando su madre contaba con dieciséis años, viajaron en 1873 a España, con el deseo de conocier la tierra de los antepasados de Maeztu.
La tercera guerra carlista les hizo detenerse en Vitoria, donde vivía un hermano de Manuel, y se asentaron allí, sin llegar nunca a casarse. La pareja tuvo cinco hijos: Ramiro, Ángela, Miguel, María y Gustavo. María nació en el número 51 de la calle de la Estación, hoy en día, número 37 de la calle Dato.
La prestigiosa y dura familia de los Maeztu, como les denominó Ramón Gómez de la Serna,disfrutó de una desahogada posición económica hasta que Manuel Maeztu tuvo que trasladarse a Cuba porque sus ingenios se los iban comiendo los lejanos administradores, hundiendo su fortuna. En 1898 falleció el padre en Cuba, y en una situación precaria, Juana Whitney y sus hijos se trasladaron a Bilbao, abandonando su casa lujosa y las clases particulares de sus hijos.
Juana comenzó a dar clases de inglés a domicilio, las amistades le aconsejaron que pusiera un colegio y montó la Academia Anglo-Francesa. Colegio de Señoritas en varias ubicaciones de Bilbao (más tarde, Academia Maeztu).
María y su hermano Gustavo estudiaron en la escuela pública de la calle General Concha. Con trece años, María recibió su primer premio de honor.
Antes de cumplir los 14 años, se matriculó como alumna libre en la Escuela Normal Superior de Maestras de Vitoria (en Bilbao no hubo escuela de magisterio hasta 1901). Obtuvo excelentes calificaciones con la nota final de sobresaliente. El título de maestra le sirvió para impartir docencia en la academia familiar, Solició un permiso especial para acceder a la oposición de maestros nacionales en Valladolid (porque aún no había cumplido 21 años), y así poder ejercer en propiedad su trabajo. En 1902 obtuvo por oposición una plaza de maestra en una escuela pública de Santander, trasladándose poco después a una plaza de maestra en Bilbao, para poder ayudar también en la Academia de su madre.
Su destino en Bilbao fue la Escuela de Párvulos del 4º distrito de las Cortes de Bilbao. Ese puesto vacante no había sido requerido por nadie porque estaba situado en un distrito marginal de Bilbao, en la zona de viviendas sociales de San Francisco, prostitución en la calle Cortes y próxima a la mina del Morro. En noviembre de 1902 tomó posesión de su puesto. En aquella escuela, enseñó nuevos métodos pedagógicos, basados en el aprendizaje activo, contacto con el medio, sin memorizar, acercamiento al entorno familiar del alumnado, sustitución de las medidas correctivas y disciplinarias por pautas de convivencia más flexibles, implantación de clases al aire libre, instalación de cantinas y colonias escolares; en suma, la transformación física y estética de la escuela de acuerdo con los postulados de la Institución Libre de Enseñanza.
Trabajaba para cerca de trescientas criaturas de familias marginales y marginadas, ayudada por otras dos maestras mayores que ella. Su hermano Gustavo se encargó de decorar las paredes del centro con dibujos y Ramón de Basterra puso poemas. Aquella escuela estuvo instalada originariamente en las ruinas de un antiguo teatro, y a partir de 1903 en un edificio de nueva planta. De su paga de maestra destinaba cada mes una cantidad para comprar piezas de tela para confeccionar blusas y delantales, y jabón que regalaba a las criaturas cuyos padres alegaban pobreza para justificar su desaseo. La Dirección de las Escuelas de Berástegui, a la que ya habían llegado noticias de lo conseguido por María, le ofreció plaza. Esta escuela se encontraba junto al domicilio de María. Ella no aceptó para no tener que separarse de su alumnado de los barrios altos, donde llegaron a quererla y respetarla tanto que durante las horas de clase, se dice que las casas de lenocinio cercanas suspendían su actividad para no incomodarla en su labor docente.
Durante 10 años fue maestra en la Escuela de Las Cortes, siendo también su directora. Cuando fue nombrada Profesora Numeraria, en la Sección de Letras de la Escuela Normal Superior de Maestras de Cádiz, el 31 de julio de 1912, cesó en su puesto de la Escuela de Párvulos del barrio de Las Cortes.
Alcanzó el grado de bachiller en septiembre de 1907, con la calificación de sobresaliente y premio extraordinario en la Sección de Letras. Al darse cuenta de que para ser una educadora necesitaba ampliar su instrucción, sin dejar su trabajo en Bilbao, se matriculó en 1907 en la Universidad de Salamanca, siendo una de las primeras mujeres españolas en acceder a estudios académicos antes de la real orden de 1910 que establecía la igualdad entre hombres y mujeres en cuanto al derecho de educación. Allí conoció y entabló amistad con el rector Miguel de Unamuno. Dormía en casa de un bedel porque no había sitio en Ia de Unamuno, pero hacía las comidas en Ia casa rectoral, donde Unamuno Ie daba luego clase particular.
Inició en 1907 los estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca como alumna no oficial, aunque sólo cursó allí los dos primeros años. Entre octubre de 1909 y junio de 1912 siguió, como alumna oficial, las enseñanzas de la Sección de Letras de la recién creada Escuela de Estudios Superiores del Magisterio, encabezando siempre su promoción, y teniendo como profesor a José Ortega y Gasset. Mientras, María seguía cursando también la carrera de Filosofía y Letras, licenciándose en 1915, con premio extraordinario.
De su experiencia como maestra de escuela reflexionó obteniendo conclusiones como la expresada en la Universidad de Oviedo años más tarde:
Es verdad el dicho antiguo de que la letra con sangre entra, pero no ha de ser con la del niño, sino con la del maestro.
Se acercó muy al reformismo educativo de la Institución Libre de Enseñanza a través de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, que le procuró una amplia formación europea. Así, aparece entre los primeros solicitantes de pensión en 1907. Su trabajo desarrolló «La formación del carácter por la educación en las escuelas de Inglaterra».
En el verano de 1908, formó parte de una delegación nombrada por la Junta y pensionada durante dos meses para estudiar la Sección de Pedagogía de la Exposición Franco-Británica con sede en Londres. Su conocimiento de idiomas, poco frecuente en la España de entonces, y su espíritu bravo y activo la hicieron alumna idónea en varios proyectos.Realizó «Estudios sobre las nuevas corrientes de filosofía pedagógica, en especial sobre los trabajos experimentales de la psicología infantil».
Se ocupó principalmente de los primeros grados de la enseñanza, visitó varias escuelas, y asistió también a las sesiones del Congreso de Educación Moral, donde José Castillejo leyó un informe en francés sobre el sistema educativo de la Institución Libre de Enseñanza. Fruto de esa estancia en Inglaterra fue su estudio «La pedagogía en Londres y las escuelas de párvulos», memoria publicada en el año 1909 en el primer tomo de los Anales de la Junta.
En mayo de 1909 en la sociedad bilbaína "El Sitio", dio una conferencia en la que observaba que:
El progreso de Inglaterra se debe, no a las peculiares condiciones de la raza y el clima, sino a los elementos predominantes en la dirección de aquel país, singularmente a la acción social de la escuela.
Cuando el Secretario de la Sociedad El Sitio procedió a abonar sus honorarios a la conferenciante, ésta renunció a ellos pidiendo que fueran destinados a mejorar, en lo que diesen de sí, las instalaciones de los servicios higiénicos de su escuela de Las Cortes.
En 1909 le concedieron una pensión durante un año para analizar durante 1910 los «Problemas actuales de la educación estudiados en las orientaciones de algunos de los principales países europeos». Visitó escuelas de diversos grados y características, sobre todo primarias y también algunas femeninas, en Bélgica, Suiza y el norte de Italia (Turín y Milán), y asistió en Amberes al III Congreso Internacional de Educación Familiar.
Finalmente, en octubre de 1912, y nuevamente con una pensión de la Junta, viajó a Alemania para realizar estudios de Pedagogía. Hizo, como en los viajes anteriores, algunas visitas a centros escolares, y pasó dos semestres en la Universidad de Marburgo, donde fue alumna de Nicolai Hartmann y de Paul Natorp, de quien tradujo después Religión y humanidad y Curso de Pedagogía. Este viaje fue sugerido por Ortega y Gasset para conocer el pensamiento del segundo movimiento neokantiano alemán.
Estuvo también pensionada en otras muchas ocasiones para asistir a congresos o realizar distintas misiones encomendadas por la Junta. En noviembre de 1913, se incorporó a la Sección 9.ª del Centro de Estudios Históricos, dedicada a la filosofía contemporánea y dirigida por Ortega, donde permaneció hasta la interrupción de su actividad en el verano de 1916. Fue directora, desde su apertura, en octubre de 1915, del grupo femenino de la Residencia de Estudiantes —la Residencia de Señoritas—, y dirigió también, desde su creación, en 1918, la Sección Preparatoria del Instituto-Escuela.
En la primavera de 1919 María de Maeztu visitó el Smith College, la universidad privada femenina estadounidense ubicada en Northampton (Massachusetts) y en esta visita le fue otorgado un título honorario (“honorary degree of Law, LL.D”) en la ceremonia de graduación del college celebrada el 17 de junio de 1919. Esto la dotó de unas credenciales académicas en Estados Unidos que le sirvieron para establecer unos lazos permanentes de colaboración con diversas universidades norteamericanas.
Creada en Madrid por la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, a María de Maeztu le fue encomendada la organización y dirección de la Residencia Internacional de Señoritas. Desempeñó el cargo de dirección entre 1915 y 1936 y la Residencia se convirtió en el gran proyecto de su vida. Su nombramiento oficial se aprobó en la Gaceta de Madrid el 11 de febrero de 1916.
La Residencia de Señoritas supuso un éxito inmediato que compartía sus objetivos con el Instituto Internacional, dirigido por Susan Huntington en Estados Unidos. Era una microcomunidad de conocimiento femenino. Fruto de su relación con Huntington fueron los viajes que realizó a aquel país con los que consiguió establecer el primer programa de estudio para mujeres en el extranjero. En 1923, todas estas colaboraciones se englobaron bajo un convenio bilateral de colaboración, articuladas en cuatro tipos de iniciativas: intercambio de alumnas, lectorados en el extranjero, becas de investigación e intercambio de material de laboratorios y bibliográfico.
A la Residencia podía acceder cualquier muchacha mayor de diecisiete años que hiciera sus estudios en Madrid o preparase su ingreso en las facultades universitarias Escuela Superior de Magisterio, Escuela Normal, Escuela Hogar o que estuviese ampliando su formación científica privadamente. También se admitían alumnas extranjeras y externas. Se les ofrecía, además de residencia, clases y cursos dados en sus dependencias. Así, había clases complementarias de Pedagogía y Filosofía, dadas por Maeztu. El éxito fue rotundo y pronto sucedió que el número de estudiantes de licenciaturas y doctorados sobrepasara a las aspirantes a maestras. Además, era lugar de encuentro con conferencias y cursos cuyo público era eminentemente femenino y que alcanzaron gran notoriedad en el Madrid de los años veinte y durante la Segunda República. Entre las más destacadas figuran la poeta Concha Méndez, las abogadas Victoria Kent y Matilde Huici, la posterior diputada republicana Francisca Bohigas, las periodistas María Luz Morales y Josefina Carabias, la física Felisa Martín Bravo, la artista Maruja Mallo y las médicas Cecilia García de Cosa y Elisa Soriano.
Una de las figuras más relevantes que visitaron la Residencia fue Gabriela Mistral, que se alojó allí en diciembre de 1924. Desde entonces, mantuvieron una amistad con altibajos que duraría hasta la muerte de Maeztu en 1948. Compartían la idea de Iberoamérica, su espíritu pedagógico y un profundo cristianismo. Mistral le dedicó su poema «Salutación», leído en el evento del Pen Club y publicado en El Sol el 17 de diciembre de 1924. En 1921 junto a Clara Campoamor fundó la Asociación Española de Mujeres Universitarias, Maeztu fue la vicepresidenta y Campoamor la secretaria. En 1928, se celebró en Madrid el XII Congreso Internacional de Mujeres Universitarias y numerosas delegadas se alojaron en la Residencia. España estuvo representada por María de Maeztu, Matilde Huici, Jimena Quirós, Matilde Ruiz y Clara Campoamor. En 1931 Marie Curie se alojó también durante su estancia en Madrid. Ese mismo año, en octubre, Victoria Ocampo, directora de la revista Sur argentina, pronunció una conferencia sobre Harlem y, en 1935, dio otra con el título "Supremacía del alma y de la sangre". María Montessori también residió cuando estuvo en Madrid dando conferencias sobre su método en 1934.
Consiguió compatibilizar su tarea en la Residencia de Señoritas con la dirección de uno de los departamentos del Instituto Escuela puesto en marcha también por la JAE en 1918, donde pudo abrir aún más el abanico de sus ideas pedagógicas. Este Instituto fue concebido como un centro oficial de segunda enseñanza donde se ensayaron planes de estudio y métodos de educación para implantar después en toda España. Además era un centro de ensayo pedagógico para el profesorado. Maeztu lo definió como la primera escuela activa oficial de España -la primera de carácter privado había sido la Institución Libre de Enseñanza-. Para ella, lo importante no es que el alumnado infantil aprendiera y repitiera sino que reflexionara, constatara y ejecutara. Por ello, todas las enseñanzas habían de partir de los hechos y de la observación de fenómenos. Puso especial empeño en que no hubiera libros de texto sino que el alumnado tomara sus propios apuntes desde el inicio de sus estudios para que se acostumbrara a interpretar lo que oía. Destaca también la Biblioteca literaria del estudiante, colección de libros seleccionados de literatura española bajo la dirección de Menéndez Pidal. Permaneció en el Instituto Escuela desde su fundación hasta 1934 en que dimitió.
En 1926 fue cofundadora y primera presidenta del Lyceum Club Femenino a semejanza de los ya existentes en Europa; si bien desde un principio ella abogaba por un club mixto, tuvo que aceptar el reglamento internacional que regía en Europa. El Lyceum tenía como objetivo fomentar el espíritu colectivo de las mujeres y ser también un lugar abierto a las mujeres casadas que no querían tener como único horizonte las cuatro paredes del hogar. Se inauguró con ciento cincuenta socias de todas las tendencias. Siguiendo el modelo internacional, dispuso de secciones de Literatura, Ciencias, Artes Plásticas e Industriales, Social, Música e Internacional. Maeztu organizaba cursillos, conferencias, conciertos, exposiciones, a cargo de intelectuales, científicos y de artistas nacionales y extranjeros. García Lorca leyó allí su libro Poeta en Nueva York y dio en sus salones la conferencia Imaginación, inspiración y evasión en poesía; también Unamuno leyó su drama Raquel encadenada. Por su parte, Carmen Monné, esposa de Ricardo Baroja, para recaudar fondos, organizó funciones y rifas de cuadros en su teatro de cámara «El mirlo blanco».
Fueron sus vicepresidentas Isabel Oyarzábal y Victoria Kent; secretaria, Zenobia Camprubí; vicesecretaria, Helen Philips; tesorera, Amalia Galárraga, y bibliotecaria, María Martos de Baeza. También participaron Margarita Nelken, María Lejárraga, Carmen Baroja, Ernestina de Champourcín, Concha Méndez, María Teresa León, Elena Fortún, Mabel Rick Pérez de Ayala... La presidencia honorífica la ostentaban la reina Victoria Eugenia y la duquesa de Alba.
Durante la dictadura de Primo de Rivera, María de Maeztu, respaldada por su hermano Ramiro, aceptó —junto con otras doce mujeres— ser miembro de la Asamblea Nacional, en la sección dedicada a la educación. Entre 1926 y 1929 realizó varios viajes a América: Argentina, Uruguay y México donde impartió cursos sobre educación y conferencias sobre la cultura española. Además fue delegada de España en diferentes Congresos de Educación en Europa y América.
Entre marzo de 1928 y marzo de 1930, fue además vocal de la Junta —la única mujer que ocupó ese puesto antes de 1936—, y perteneció a su comisión encargada de las relaciones culturales con América desde su constitución, en noviembre de 1928.
En 1930, fue vocal del Consejo de Instrucción Pública, y en 1934 miembro del Consejo Nacional de Cultura. Accedió a la docencia universitaria en 1932, en la recién creada Sección de Pedagogía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central, cargo que ostentó hasta 1936.
Al estallar la Guerra Civil en 1936, el fusilamiento de su hermano Ramiro, intelectual noventayochista que tras una juventud en el liberalismo radical había evolucionado hacia la ideología de la derecha nacionalista, supuso un duro golpe para María. Aunque algunas fuentes indican que fue apartada de su puesto en la Residencia de Señoritas, lo cierto es que dimitió en septiembre de 1936. Salió de España y tras haber pasado por Estados Unidos llegó a Buenos Aires, donde fijó su residencia y en cuya Universidad se le concedió la cátedra de Historia de la Educación, que mantuvo hasta su muerte.
Durante su exilio fue ayudada por sus amigas Gabriela Mistral, que le ofreció a María su casa en Lisboa, y Victoria Ocampo que a finales de mayo de 1937 le ofreció asistir a un congreso de Historia en Buenos Aires para impartir un ciclo de conferencias. Esto hizo que se animara a establecer su residencia en la capital argentina, tras rechazar la cátedra de Literatura Española en el Barnard College de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos. En Buenos Aires se dedicó a dar conferencias, impartir cursos, escribir artículos y libros. Intentó crear una nueva Residencia pero no hubo presupuesto para ella.
A partir de 1937, Maeztu desarrolló una incansable labor de conferenciante en Argentina, Chile y Uruguay que sirvió para difundir la cultura española, y desde su cátedra de Historia de la Educación en la Universidad de Buenos Aires, enseñó los principios de la pedagogía moderna.
Viajó a España en enero de 1947, con motivo de la muerte de su hermano Gustavo —autor de su retrato Mi hermana María—, y pronunció un discurso con ocasión de la inauguración de la Cátedra Ramiro de Maeztu en la Universidad Central de Madrid. De vuelta a Buenos Aires, falleció en 1948. Su cadáver fue repatriado al mausoleo familiar de Estella, entre grandes honores.
Toda su vida estuvo dedicada no solo a la educación de sus alumnas, sino a ofrecerles una formación intelectual que fomentase la responsabilidad civil y la participación igualitaria e integral en la construcción de España. Comenzó a trabajar en 1898 en la academia de su madre, Juana Withney, y continuó su formación a lo largo de toda su vida. Su carrera pedagógica está fuertemente marcada por el período de formación en distintos países: Bélgica, Suiza, Italia e Inglaterra. Amplió su formación al iniciar su labor docente en el Instituto Internacional, donde trabajó en el ambiente educativo estadounidense colaborando estrechamente con Susan Huntington Vernon. Esta institución utilizaba una metodología didáctica innovadora basada en la convivencia, la tolerancia y la integración de las ciencias y las artes. Las clases que tomaban las alumnas se complementaban con conferencias impartidas por Ortega y Gasset o Juan Ramón Jiménez, entre otros. Se hizo una ampliación del currículo académico del Instituto Internacional incorporando nuevas disciplinas académicas: economía, derecho, ciencias, biología y química. Simultaneó su labor de dirección de la Residencia de Señoritas y de docencia con sus responsabilidades de representante oficial de España en Congresos pedagógicos Internacionales. Los viajes y su relación con pedagogas y profesoras de otros países le hicieron ver que los avances en la educación de la mujer tenían como consecuencia el desarrollo de una concienciación política y social. Por ello, participó en 1926 en la fundación del Lyceum Club.
Durante los años 1907,1908 y 1909 solicitó de la Junta pensión para ampliar sus estudios pedagógicos. En su proyecto de trabajo destaca lo que ella creía admirable de la educación inglesa: el principio de la economía mental, los métodos activos, los juegos y el contacto con la naturaleza y el maestro como elemento esencial en la escuela. Este fue uno de los principales objetivos del Instituto Escuela, la formación del personal docente, entonces llamado los maestros. Maeztu también compartió el principio de la pedagogía del esfuerzo, que supone regulación y norma, es decir, lo racional frente a lo espontáneo.
La correspondencia entre Miguel de Unamuno y María de Maeztu evidencia Ia amistad que hubo entre ellos y facetas de Ia vida y de Ia actividad feminista de María de Maeztu: sus estudios en Ia Universidad de Salamanca, Ia conferencia que impartiera en el Ateneo salmantino, así como sus luchas por Ia promoción de Ia mujer, en general, y universitaria en particular. La preocupación de María de Maeztu por los estudios de Ia mujer en la Universidad de Salamanca quedó reflejada, además de en las cartas, en Ia prensa local. El Adelanto se hizo eco el 14 de junio de 1930, hablando de las cinco Señoritas licenciadas en Filosofía por esta Universidad, y el 26 de enero de 1934 recogió como especial efemérides el nombre de Ia primera Licenciada en Derecho, Magdalena Jiménez Escribano.
En un artículo titulado «Lo único que pedimos» y publicado en 1930 por la revista La Mujer Moderna, explicaba su postura frente a la liberación de la mujer:
Soy feminista; me avergonzaría no serlo, porque creo que toda mujer que piensa debe sentir el deseo de colaborar como persona, en la obra total de la cultura humana.
Maeztu evolucionó desde un europeísmo inicial, ligado a su vinculación con la JAE, a una postura más cercana a la de su hermano Ramiro, tradicionalista católico-hispanista. Para ella la vocación pedagógica es una llamada íntima y afirmó que "la escuela debe ser para el maestro el altar donde ofrenda a Dios su vida". Ello le hizo identificarse con santa Teresa de Jesús y afirmar que si esta viviera en el siglo XX fundaría hospitales, escuelas y universidades. El libro El problema de la ética, la enseñanza de la moral, escrito durante su exilio en 1938, compendia un pensamiento pedagógico que coloca a la religión como eje de la educación. En él, Maeztu establece la conexión entre moral y religión, a través de la cadena lineal moral-deber-regla-obligación-disciplina-autoridad-admiración-religión. Esta idea la había ya planteado en 1925 en el ensayo que había escrito sobre la educación en el Instituto Escuela. Para ella "la obediencia que la disciplina exige no significa negación de la voluntad propia; consiste simplemente en someterse a la voluntad del guía porque es el mejor que conoce el camino".
Tres exalumnas del Instituto-Escuela empezaron a reunirse clandestinamente a principios de los años 1940 para continuar con el proyecto educativo del que habían participado. Así, Jimena Menéndez-Pidal, Ángeles Gasset y Carmen García del Diestro fundaron el Colegio Estudio en Madrid que continuó su labor educativa hasta la actualidad.
En 1931 la hispanista norteamericana Caroline Bourland recogió en una carta sus impresiones sobre una cena en la que estaban Victoria Kent, Victoria Ocampo y María de Maeztu, intelectuales de las que dijo que "out-radical the radicals" (en español, son más radicales que los radicales").
Carlos Morla Lynch, consejero permanente de la embajada de Chile en Madrid desde 1928 a 1939, era escritor, compositor y humanista. Su casa en Madrid fue centro de actividades literarias muchas de ellas reflejadas en su libro España con Federico García Lorca: Páginas de un diario íntimo. María Manuela Vicuña, su esposa, frecuentaba el entorno de Maeztu asistiendo a las conferencias que esta impartía y al Lyceum. Por ello, era de las personas que frecuentaba la casa de Morla Lynch. Entre sus descripciones de la pedagoga figura esta:
Entrada del 18 de septiembre de 1931
Rubia de estatura menuda, nerviosa, vibrante, se expresa con una locuacidad tal que a veces es casi imposible seguir.
En su entrada del 29 de septiembre de 1934 dirá sobre Gabriela Mistral y María de Maeztu
Gabriela es pausada, tranquila, de unas serenidad austera, seca y severa que infunde respeto al tiempo que arredramiento. Tiene la reciedumbre del granito.
María es, en cambio, lista y avispada, de una rapidez asombrosa. Diríase que anduviera sobre patines de ruedas. Expresa en un minuto -con una facundia prodigiosa- lo que Gabriela -con su calma reflexiva- tarda un cuarto de hora en formular. Y acciona con las manos velozmente, sin desperdiciar un segundo, como una persona que no tiene tiempo que perder, con la celeridad de un tren expreso que pasa. Posee la movilidad del mercurio.
Julio Caro Baroja recordaba a María de Maeztu en su obra Los Baroja. Memorias familiares de esta manera:
Con aire de maestra vascongada. Hablaba con mucha autoridad y suficiencia y se veía que tenía alta idea de su misión.
La residente Milagros Martínez Prieto también la describió físicamente:
Una mujer no muy alta, con una belleza muy personal, un aire muy inglés, ojos azules y rubia grisácea, y unos movimientos bastante masculinos para aquella época en que las mujeres estábamos "afeminadísimas".
El periodista Mariano Daranas en El Diario Vasco en 1948 en su artículo “Pesar en Argentina por la muerte de María de Maeztu” describía a María como:
Menuda, rubia, de ojos intensos, labios finos, que charlaba en las tertulias con frases cortas y rápidas, decía siempre algo nuevo, algo suyo, y su manera de expresar era clara y directa.
Su dominio de varios idiomas le permitió desarrollar una interesante tarea como traductora; obras del alemán Paul Natorp como Curso de pedagogía (1915) y Religión y humanidad: la religión dentro de los límites de la humanidad: contribución a la fundación de la pedagogía social (1914), o la Historia de la pedagogía del inglés Paul Monroe (1918 y 1931).
De entre su obra humanista y pedagógica, escrita en gran parte en la última etapa de su vida, cabe destacar l«La Pedagogía en Londres y las escuelas de párvulos» en VV. AA., Anales de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (1909) y El trabajo de la mujer: nuevas perspectivas, conferencias pronunciada el 8 de abril de 1933.
Sus publicaciones más importantes corresponden a la última etapa de su vida. Su intención principal fue recopilar y divulgar la obra y el pensamiento de los últimos años de su hermano Ramiro, no sólo por admiración y afecto fraternal, sino por convicción ideológica. Escribió también entonces dos ensayos acordes con esa línea de pensamiento: El problema de la ética (1938) e Historia de la cultura europea (1941). En 1943 publicó su obra más conocida, Antología-siglo xx. Prosistas españoles, una selección con intención didáctica preferentemente destinada al profesorado de bachillerato, que ha tenido una importante y prolongada difusión en la Colección Austral de Espasa-Calpe.
Se estudiaban idiomas, el francés era obligatorio, y se escogía entre el inglés o el alemán. Aparentemente no se trabajaba nada, no se obligaba a nada, y el alumno tenía la sensación de pasarlo bien y de escuchar nada más a los profesores... Los profesores eran nuestros amigos, su vocación y su entrega era completa; el sistema de las tutorías, ejemplar; el plan de estudios, perfecto. Nos íbamos a nuestras casas los sábados deseando que llegase el lunes para volver al colegio, no teníamos tareas ni deberes, no teníamos obligaciones monstruosas, como los niños de ahora... Yo deseo que todos los niños y todos los jóvenes que estudian salgan de su colegio como yo salía del mío, con el recuerdo de una de las épocas más maravillosas de mi vida.