Hoy en día, Arquidiócesis de Catania es un tema que ha capturado la atención de personas de todas las edades y de diferentes partes del mundo. Desde sus orígenes hasta su impacto en la sociedad moderna, Arquidiócesis de Catania ha sido objeto de estudio, debate y reflexión. Su relevancia y trascendencia lo convierten en un tema de interés universal, ya que su influencia se extiende a diferentes ámbitos, incluyendo la cultura, la política, la ciencia y la tecnología. En este artículo, exploraremos diferentes aspectos relacionados con Arquidiócesis de Catania, desde su historia hasta su impacto en la actualidad, con el objetivo de proporcionar una visión integral y enriquecedora sobre este fascinante tema.
Basílica de la Inmaculada Concepción, en Biancavilla
La sede de la arquidiócesis se encuentra en la ciudad de Catania, en donde se halla la Catedral de Santa Águeda. Entre los santuarios diocesanos de mayor relieve, por su historia y devoción, se encuentran el de Santa Águeda al Carcere, en Catania; y los santuarios marianos de basílica colegiata de Santa María de la Limosna, en Biancavilla; de la Madonna de la Sciara in Mompileri, en Mascalucia, y el de la Madonna de Ognina, en Catania; y el de los Santos Alfio, Filadelfo y Cirino, en Trecastagni (uno de los centros de peregrinación más importantes de la arquidiócesis).
Santuario de la Madonna de la Sciara in Mompileri, en Mascalucia
En 2023 en la arquidiócesis existían 157 parroquias.
Santuario de los Santos Mártires Alfio, Filadelfo y Cirino, en Trecastagni
La arquidiócesis tiene como sufragáneas a las diócesis de Acireale y Caltagirone.
Palacio del Seminario de los Clérigos, sede del museo diocesano
Historia
El nacimiento de la Ecclesia Catanensis es objeto de debate: la tradición, de la que hay los primeros testimonios durante la dominación bizantina, quiere que la diócesis haya sido erigida en el siglo I por san Berillo, originario de Antioquía, enviado expresamente por el apóstolPedro para evangelizar la ciudad en el año 42. Aunque dado el estado actual de la investigación histórica y arqueológica, es posible atestiguar la presencia de una comunidad cristiana en Catania sólo a partir del siglo III. Hacia mediados de siglo, durante la persecución del emperador Decio, está atestiguado el martirio de santa Águeda, patrona de la ciudad; y a principios del siglo IV, durante la persecución de Diocleciano, el martirio de san Euplio, diácono, cuyo ministerio demuestra la presencia de una jerarquía establecida.
La historiografía reciente ha aclarado la falta de evidencia historiográfica que sustente una erección en el siglo I, sin embargo, nada lleva a excluir completamente la historicidad de la figura de Berillo, en un período por otra parte diferente del atestiguado por la tradición, es decir, en una época incierta entre los siglos III y IV.
Los primeros obispos históricamente documentados pertenecen al siglo VI. El primero de ellos es Fortunato, quien fue enviado en 515 por el papa Hormisdas a Constantinopla, junto a Enodio de Pavía, como legados papales en la tentativa de recomponer el cisma acaciano. Elpidio y Leone son mencionados en las epístolas de los papas Pelagio I (556-561) y Gregorio Magno (590-604), respectivamente. Otros obispos cataneses tomaron parte en los concilios ecuménicos del primer milenio (Teodoro en el de Nicea en 787 y Eutimio en el de Constantinopla de 869-870). Otros en cambio de Catania participaron en los sínodos convocados en Roma por los papas (Giorgio en 679 y Giuliano en 680). De un gran número de obispos cataneses ha sido descubierto el sello episcopal, que datan entre los siglos siglo VI y siglo IX, entre estos: Magno, Giovanni, Costantino I, Costantino II y Antonio.
Como atestiguan las cartas de los papas del siglo VI, hasta principios del siglo VII Sicilia no tenía sedes metropolitanas y, aunque políticamente sujeta al Imperio bizantino, dependía desde el punto de vista eclesiástico del patriarcado de Roma: de hecho todas las diócesis sicilianas eran sufragáneas de la diócesis de Roma. Sólo en la primera mitad del siglo VIII, a raíz de la polémica iconoclasta, Sicilia fue apartada de la jurisdicción de Roma por el emperador León III Isáurico y sometida al patriarcado de Constantinopla (circa 732). En este contexto Catania asumió un papel prestigioso, hasta el punto de ser elevada a sede metropolitana, sin sufragáneas, como atestiguan los sellos de los metropolitanos Costantino II y Antonio y la Notitia Episcopatuum redactada en tiempos del emperador León VI y datable a principios del siglo X. El primer metropolitano fue quizás Eutimio y «un reflejo del ascenso del prestigio de la sede de Catania en la capital del Imperio es ciertamente el culto a santa Águeda, en cuyo honor se erigió una iglesia en Constantinopla».
En 827 los árabes desembarcaron en Marsala y en pocas décadas conquistaron toda la isla; la caída de Taormina en 902 llevó poco después a la conquista de Catania. Durante la ocupación árabe de Sicilia pocas son las informaciones sobre la vida de las comunidades cristianas y de las estructuras eclesiásticas. Sin embargo, el metropolitano de Catania, Leone, estuvo presente en el Sínodo Constantinopolitano de febrero de 997.
Los normandos conquistaron Sicilia a inicios del siglo XI y procedieron progresivamente a la restauración de las circunscripciones eclesiásticas de la isla. Catania fue reconquistada en 1071 y, tras el encuentro de Troina entre Roger y el papa Urbano II (1088), el rey normando fundó la abadíabenedectina de Santa Águeda en 1091. Al año siguiente, mediante bula fechada en Anagni el 9 de marzo, Urbano II restableció la diócesis de Catania, nombrando al mismo tiempo a Ansgerio, abad de Santa Águeda, como su primer obispo. Roger I dotó la iglesia catanese de muchos bienes y privilegios y invistió al obispo de las prerrogativas feudales, con amplios poderes sobre la ciudad, el territorio circunstante y el mar, con derecho a ejercer justicia; muchos de estos derechos fueron abolidos por Federico II en el siglo XIII. La nueva catedral, edificada al lado de la abadía de Santa Águeda, fue inaugurada en 1094.
El 17 de agosto de 1126, según la tradición, se produjeron el retorno de las reliquias de santa Águeda, que en 1040 el general bizantino Giorgio Maniaces había conseguido trasladándolas a Constantinopla. El 4 de febrero de 1183 el papa Lucio III asignó Catania a la provincia eclesiástica de la arquidiócesis de Monreale, decisión confirmada por el papa Clemente III el 29 de octubre de 1188.
«Dos instituciones eclesiásticas marcaron la vida de la diócesis durante varios siglos». El primero se refiere al capítulo de canónigos de la catedral, que, desde la fundación de la diócesis, estaba formado por monjes benedictinos procedentes de la cercana abadía de Santa Águeda. El clero secular, viéndose desposeído de los cargos vinculados al capítulo, obtuvo del papa Eugenio IV en 1446 la erección de un segundo capítulo comunal, en la iglesia de Santa María de la Limosna. Los conflictos entre los dos capítulos no fueron raros, hasta que el obispo Nicola Maria Caracciolo consiguió la supresión del capítulo monástico, que fue secularizado por el papa Pío V en 1568. La segunda institución constituye una peculiaridad de la diócesis de Catania. De hecho, desde su fundación, toda la diócesis estaba formada por una única parroquia con sede en la catedral, y el obispo era el único párroco. Todos los sacerdotes con cura de almas eran considerados vicarios parroquiales, con poder de administrar los sacramentos. Este unicum logró superar incluso la ola reformista del Concilio de Trento y continuar hasta el siglo XX. Las primeras parroquias fueron erigidas canónicamente recién en 1919 en las localidades de la diócesis y en 1944 en la ciudad de Catania. Esta situación, sin embargo, benefició a la arquidiócesis, que logró salvarse de la confiscación de los bienes de la mensa arzobispal prevista por las leyes subversivas de 1867, demostrando que el arzobispo era de hecho el único párroco y que, por tanto, los bienes estaban anexados al cuidado de las almas.
Los acontecimientos naturales han afectado profundamente la vida de la arquidiócesis. El terremoto de 1169, que provocó la muerte de 15 000 personas, mató también al obispo Giovanni Aiello y a decenas de monjes, que se encontraban en el interior de la catedral para la celebración de las vísperas. Las erupciones del Etna destruyeron periódicamente muchas propiedades eclesiásticas, y en algunos casos incluso la ciudad episcopal con el flujo de lava que llegó al mar (en 1381 y 1669). Después del terremoto de 1693, toda la ciudad fue reconstruida con una importante ayuda por parte del obispo Andrea Riggio y de todo el clero.
En la segunda mitad del siglo XVI, obispos celosos trabajaron para implementar los decretos del Concilio de Trento. El obispo Caracciolo convocó el primer sínodo diocesano en 1565. En 1622 y 1668 se convocaron otros sínodos reformistas. En 1572 el obispo Antonio Faraone fundó en Catania el primer seminario siciliano. En el siglo siglo XVIII el obispo Salvatore Ventimiglia publicó un catecismo en idioma siciliano que se utilizó hasta la llegada del papa Pío X; e instaló una imprenta en el seminario donde se imprimió el Nuevo Testamento en griego y varias obras de clásicos latinos y griegos.
En la primera mitad del siglo XIX el territorio de la diócesis, que había quedado intacto desde los tiempos normandos, fue desmembrado en favor de la erección de:
la diócesis de Nicosia el 17 de marzo de 1817 mediante la bula Superaddita diei del papa Pío VII;
la diócesis de Piazza Armerina el 3 de julio de 1817 mediante la bula Pervetustam locorum del papa Pío VII;
la diócesis de Acireale el 27 de junio de 1844 mediante la bula Quodcumque ad catholicae religionis incrementum del papa Gregorio XVI.
Además, otros cambios territoriales realizados en 1844 llevaron a la transferencia de cinco comunas a las diócesis de Caltagirone y Nicosia, y a la adquisición de las comunas de Bronte y Maletto por la misma diócesis de Nicosia. En compensación por la pérdida de sus muchos territorios, el 4 de septiembre de 1859 el papa Pío IX elevó Catania al rango de arquidiócesisinmediatamente sujeta a la Santa Sede, concediendo a los arzobispos el privilegio del palio, revocado por el papa Pablo VI en 1978.
En 1861, tras la muerte de Felice Regano la arquidiócesis de Catania estuvo vacante durante mucho tiempo, también a causa de los intentos del gobierno liberal de intervenir en el nombramiento de obispos, que estaba sujeto al exequatur y a la pretensión de apropiarse del patronato real de los monarcas anteriores, es decir, de gozar del derecho de presentación de obispos. En 1865 el gobierno propuso en conversaciones informales promover a la sede de Catania a Ludovico Ideo, obispo de Lípari, considerado "sinceramente devoto del gobierno". Posteriormente el gobierno propuso el traslado de Giulio Arrigoni, arzobispo de Lucca, lo que la Santa Sede rechazó porque en el pasado los obispos no sicilianos habían recibido poca acogida en la isla. Finalmente el gobierno manifestó su consentimiento al nombramiento de Giuseppe Benedetto Dusmet (1867-1894), último abad-obispo de Catania, beatificado por el papa Juan Pablo II en 1988. Su sucesor, Giuseppe Francica Nava (1895-1928), dio a la pastoral de la diócesis una impronta más marcadamente social.
El territorio del condado de Mascali, posesión de la mensa episcopal de Catania tras una donación de Roger II de Sicilia en 1124, gracias a una serie de privilegios concedidos a partir de 1540 por el emperador Carlos V, entre los que figura la concesión del mero et mixto imperio, todos los sucesores del obispo Caracciolo asumieron el título de Comes Maschalarum. Los obispos de Catania hasta el Concilio Vaticano II ostentaban el título de conde.
León II (709-785) gobernó la diócesis de Catania de 765 a 785. Hoy es venerado como santo por todas las iglesias cristianas que admiten el culto de los santosGiuliano della Rovere, quien más tarde fuera elegido papa de la Iglesia católica, con el nombre de Julio II, ocupó la sede catanese por poco más de un año (1473-1474)Salvatore Gristina, desde 2002, es quien actualmente ocupa la sede de Catania
↑Es probable que el apóstol pasara por Catania en su camino hacia Roma, pero es imposible saber si predicó allí. Los Hechos de los Apóstoles (28,12) atestiguan que en su viaje a Roma, el apóstol Pablo de Tarso, en el año 61, desembarcó en Siracusa y permaneció allí tres días. Catania, junto con Siracusa y Termas (Sciacca), fueron elevadas por Augusto en el año 21 a. C. al rango de colonias romanas. Estas fueron las tres ciudades más importantes de la Sicilia romana, como lo demuestra la temprana difusión del cristianismo.
↑No está claro si era un obispo residencial o simplemente titular.
↑El único sínodo convocado, después de los "tridentinos", se celebró recién en 1918.
↑En las actas conservadas en el archivo histórico del seminario se lee que el seminario de Catania "fue erigido el 18 de abril del año 1572, pero la práctica de la retención comenzó en el año 1569".
↑El palio fue revocado porque Catania no era una sede metropolitana. Hoy, después de la decisión del 2 de diciembre de 2000, los arzobispos metropolitanos de Catania llevan regularmente el palio.
↑«La tradición ha identificado al primer obispo con un tal Berillo, que habría sido ordenado obispo en Antioquía por Pedro en el año 42 y enviado por él específicamente para evangelizar Catania. Es mencionado como el primer obispo de Catania en la vida de León el Taumaturgo del siglo VIII, en la Vida de Pancracio de Taormina y en dos textos litúrgicos del siglo IX (cánones atribuidos a Teofane Siciliano y a Giuseppe Innografo) que lo exaltaron como el primer obispo petrino. Hoy en día se acepta que la datación de Berillo no es sostenible: tanto por la cronología más acreditada de la vida de san Pedro, como por las dificultades internas de la comunidad apostólica respecto a la apertura a los paganos. La tradición sobre Berillo, por tanto, no es segura y aparece como una reconstrucción hagiográfica escrita en Catania a finales del siglo VIII e inicios del IX, cuando la ciudad ya estaba plenamente sujeta al patriarcado de Constantinopla y pretendía acreditar, ante las Iglesias orientales, la fundación apostólica de su Iglesia para obtener la elevación a sede arzobispal y metropolitana. Sin embargo, a la luz de lo sucedido con Marciano de Siracusa, atestiguado históricamente pero no como obispo también ordenado por Pedro en Antioquía sino en un momento posterior al establecido por la tradición, es decir al menos entre los siglos y IV, No se puede excluir por completo la historicidad de Berillo.» Texto de Gaetano Zito, Storia delle Chiese di Sicilia, p. 357, citado por Antonino Blandini.
↑Este santo es mencionado en algunos manuscritos del martirologio romano el 12 de septiembre junto con san Euplio.
↑ En las cronologías tradicionales, Severino es sucedido por Donino, de quien se dice que participó en el Concilio de Éfeso en 431. En realidad, en aquel concilio no participó ningún obispo siciliano y Donnino era obispo de Cotieo en Frigia. Por la misma razón debe excluirse al obispo Paolo, que participó en el Concilio de Calcedonia en el año 451 y a quien algunos autores atribuyen a Catania. En realidad era obispo de Cantano en isla de Creta. Lanzoni, Le diocesi d'Italia..., p. 629.
↑La existencia de este Elpidio II no está probada, y se basa en un pasaje de una carta del papa Gregorio I al obispo Leone, que, correctamente interpretado, no convierte a Elpidio en el predecesor inmediato de Leone. Esto ha llevado a algunos autores a ampliar el episcopado de Elpidio I hasta 590 o a plantear la hipótesis de la existencia de un Elpidio II. Rizzone, op. cit., pp. 378-379.
↑El nombre de Iovino aparece en una carta del papa Gregorio I de 598, pero en ninguna parte se dice que fuera obispo; se dice que era vir illustris catanensis.
↑En la cronología tradicional, un obispo de Catania llamado Giovanni habría participado en el Concilio de Letrán de 649. En realidad la lectura exacta es Ioannes Carinensis, confirmada por el texto griego de los hechos. Rizzone, op. cit., p. 379.
↑Santo de la época iconoclasta. Según Lancia di Brolo este santo no era siciliano y no sufrió el martirio en el siglo VIII. Por lo tanto, lo excluyó de la cronología de Catania. Véase Storia della Chiesa in Sicilia, Palermo 1884, II, pp. 207-215.
↑Presunto obispo, del que se tiene muy poca información extraída de la vida de su sucesor san Leone II.
↑La biografía novelada de este santo pone en duda su historicidad y la época en que vivió. Pudo haber vivido durante la época de los emperadores León III y Constantino V (717-741), o León IV y Constantino VI (775-797). Según A. Acconcia Longo, se trata del mismo obispo Leone que vivió en tiempos del papa Gregorio I (I vescovi nell'agiografia italo-greca. Il contributo dell'agiografia alla storia delle diocesi italogreche, en A. Jacob-J.-M. Martin-G. Noyé (ed.), Histoire et culture dans l'Italie Byzantine: Acquis et Nouvelles Recherches, Roma 2006, pp. 133-136).
↑Este obispo es conocido sólo por su presencia en la menología griega.
↑Obispo conocido por el descubrimiento de su sello episcopal. Vittorio G. Rizzone, Addenda et corrigenda a «Opus Christi edificabit. Stati e funzioni dei cristiani di Sicilia attraverso l'apporto dell'epigrafia», en Synaxis 24/1 (2016), p. 67.
↑Sobre el turbulento período comprendido entre 1170 y 1290, véase Kamp (Kirche und Monarchie...) y Niese (Il Vescovado de Catania...).
↑Leone III de Ravena, atestiguado por catálogos antiguos entre 1180 y 1188 pero sin indicación de una fuente de referencia, debe, según Kamp, excluirse de la cronología de Catania.
↑En abril de 1233 la sede estaba ciertamente vacante. Heinrich fue elegido obispo de Bamberg en 1242.
↑Nunca pudo tomar posesión de la sede de Catania y nunca fue consagrado.
↑En 1262 todavía vivía en Roma. Cuando los angevinos tomaron la ciudad, se dirigió finalmente a Catania, de donde tuvo que huir después de las Vísperas sicilianas. Niese, Il Vescovado de Catania..., p. 98. Contra el legítimo obispo Angelo, los aragoneses impusieron en la sede de Catania una serie de obispos ilegítimos: Giacomo (1282-1283), Ugo (1291), Nicolò Romano (1293), Andrea (1296).
↑Obispo electo, nunca fue confirmado por Juan XXII.
↑Ausente en algunas fuentes (Gams), en otras fuentes indicado como Niccolò Grilli
↑Entre Geraldo Oddone, patriarca titular de Antioquía, a Juan de Luna, Gams inserta un obispo llamado Pietro (1350-1355), ausente en Eubel.
↑Gams menciona al obispo Francesco Garsias (1492-1495), quien según Eubel debería ser eliminado de la cronología de Catania.
↑Según Eubel, a Francesco De Sprats le sucedió García de Quijada, obispo de Guadix; por razones poco claras, este nombramiento no se hizo efectivo y García de Quijada regresó a su sede original.
↑Los canónigos de la Catedral de Catania reivindicaban el derecho de designar al obispo aunque, con igual obstinación, el papa y el rey (titular de la legación apostólica de Sicilia) a menudo no tenían en cuenta esta elección, acabando por acordar otros nombres. Este último, sin embargo, para recibir regularmente los ingresos de la mensa episcopal y tener que afrontar interminables procesos judiciales, confiaba al elegido local un puesto destacado en la curia, a menudo el de vicario. Tras la muerte de Pau, el capítulo de Sant'Agata propuso como sucesor a Tommaso Guerrera, pero a petición de Carlos V fue consagrado el cardenal Matteo Schiner.
↑Nombrado obispo de Catania, murió antes de tomar posesión de la diócesis, en la que fue sucedido por su hermano Giandomenico Rebiba, al año siguiente.
↑Entre Ottavio Branciforte y Marco Antonio Gussio, Gams sitúa al obispo Martín de León Cárdenas. Según Eubel, en los archivos del Vaticano no hay ninguna mención de este obispo de Cataniaa.
↑ Expulsado de Sicilia en 1713, vivió en Roma, y fue nombrado patriarca de Constantinopla el 13 de enero de 1716, manteniendo la cátedra del Etna.
↑El 16 de diciembre de 1771 nombrado arzobispo titular de Nicomedia.
↑El 16 de marzo de 1818 nombrado arzobispo titular de Melitene.
↑ ab Los obispos Severo (mejor que Everio) y Severino, mencionados en las cronologías tradicionales como segundo y cuarto entre los obispos de Catania, no están documentados históricamente, pero son conocidos gracias a textos haguiográficos de los siglos VIII-IX; según Lanzoni «podrían ser una retroproyección del santo obispo Severo cuyo episcopado se remonta a principios del siglo IX» (Rizzone, p. 378).
↑ abcdeObispo conocido por el descubrimiento de su sello episcopal.
↑ abRasà Nápoles, Giuseppe (1984). Tringale editore, ed. Guida-e breve illustrazione delle chiese de Catania e sobborghi. Catania. pp. 470-474.
↑Agostino Paravicini Bagliani (1981). «Un ignoto vescovo de Catania nel Duecento: Angelo ‘de Abrusca’ (1267-1272)». Rivista di storia della Chiesa in ItaliaXXXV.