En el artículo de hoy exploraremos Venus (mitología), un tema de gran relevancia que ha captado la atención de público y expertos por igual en los últimos tiempos. Venus (mitología) ha demostrado ser un punto de interés diverso y multidisciplinario, con implicaciones que abarcan desde la salud y la ciencia, hasta la política y la cultura popular. A través de un análisis exhaustivo, examinaremos las diferentes facetas de Venus (mitología), sus posibles impactos y su evolución a lo largo del tiempo. Mediante la recopilación de información actualizada y fidedigna, buscamos ofrecer una visión completa y enriquecedora sobre este tema que sin duda generará reflexiones y debates en diferentes ámbitos.
La segunda Venus fue procreada de la espuma, y tenemos entendido que de ella y de Mercurio nació el segundo Cupido. O bien esta Venus nació de Éter y Océano.
La tercera Venus nació de Júpiter y de Dione, y es la que se desposó con Vulcano, mientras que de ella y de Marte se dice que nació Anteros o Cupido.
La cuarta Venus fue concebida por Siria y Chipre; es la llamada Astarté, que, según la tradición, se desposó con Adonis.
En la mitología
Venus era identificada con la diosa griega Afrodita y la etruscaTuran, tomando aspectos prestados de ambas. Como con la mayoría de las demás deidades del panteón romano, el concepto literario de Venus está cubierto por las ropas tomadas de los mitos griegos literarios de su equivalente, Afrodita. La anterior diosa etrusca o latina de la vegetación y los jardines pasó a ser relacionada deliberadamente con la griega Afrodita. Sin embargo, según la Eneida de Virgilio, como equivalente romano de Afrodita, Venus no llegó a tener una personalidad tan marcada en su sensualidad o crueldad como la griega, aunque conservara sus atributos y símbolos, como la manzana dorada de la discordia.
Lucrecio también dedica a Venus su De la naturaleza de las cosas (De rerum natura), su famoso poema, en las primeras líneas, donde ella trae a la humanidad por azar, una visión que, a nivel molecular, y despojado de su antropomorfismo, es equivalente a lo descubierto por la ciencia moderna. En algunos mitos latinos Cupido era hijo de Venus y Marte, el dios de la guerra.
Culto
Su culto empezó en Ardea y Lavinio (Lacio). El 15 de agosto de 293 a. C. le fue dedicado su templo más antiguo del que se tiene constancia, y el 18 de agosto se instituyó la fiesta llamada Vinalia Rustica. El 25 de abril de 215 a. C. le fue dedicado un templo fuera de la Porta Colina en la colina Capitolina para conmemorar la derrota romana en la batalla del Lago Trasimeno.
Epítetos
Como otras deidades romanas importantes, a Venus se le atribuyen varios epítetos para aludir a sus diferentes aspectos o roles.
Venus Acidalia, que procedía según Servio de la fuente Acidalia cerca de Orcómeno, en la que Venus solía bañarse con las Gracias, si bien otros relacionan el nombre con el término άκιδες acides, ‘cuidados’ o ‘problemas’.
Venus Armata, en Lacedemonia por la victoria que las mujeres alcanzaron sobre los Mesenios: su templo situado sobre una colina, estaba con otro dedicado a Venus Morpho, que algunos han creído sin razón ser el de Venus Armata: en la Anthologia hay muchos epigramas en su honor y César llevaba la figura en su sello.
Venus Aurea, dorada: según Elieno las palabras aurea y purpurea se han de tomar en sentido propio; otros autores las consideran por el figurado y algunos el epíteto aurea le entienden por la riqueza de sus templos o porque las jóvenes gustan mucho de llevar oro y joyas de oro o porque este metal sirve mucho en el amor o finalmente porque el color amarillo era el preferido entre los antiguos para la cabellera de las damas.
Venus Barbata, por su estatua con barba en la isla de Chipre: los hombres que celebraban su culto iban con trajes de mujeres y estas con los de aquellos.
Venus Basilea, Basilis o Basilisa, esto es, reina del amor, adorada en los Tarentinos.
Venus Butias o Butis, por el templo que en el promontorio Lilibeo, hoy cabo Boro, la erigió Butes o Boutés cuando la hizo madre de Erix.
Venus Byblia, por el magnífico templo en Biblos, villa de Fenicia, en el cual se adoraba a Adonis o Thamnuz.
Venus Calva, por su templo en Roma en el Capitolio o en la región VIII. Cuando los Galos pusieron sitio a Roma y se apoderaron de la población, el Capitolio fue el único punto de defensa que necesitó cordajes para las máquinas de guerra: las mujeres entonces se cortaron sus largas cabelleras y por recuerdo erigieron dos templos a Venus Calva. Otros autores atribuyen este rasgo patriótico a las mujeres de Aquilea que en el sitio de esta villa se cortaron el cabello para las cuerdas de los arcos de sus maridos.
Venus Calipigia (‘de las bellas nalgas’), Callipygos, Callipyga, por el templo que la dedicaron dos jóvenes de Siracusa. De Venus Callipyga, llamada también Calliglutos o Pulchriclunia, hay un grabado en la Racolta de Maffei del palacio Farnesio; en el jardín de las Tullerías en un hueco practicado cerca del estanque octógono se ve una linda estatua hecha por Thierry a imitación de la anterior. Otra hermosa Venus Callipyga se ve en el jardín de Dresde, aunque fue destrozada cuando el sitio de esta villa por los Prusianos; en muchas piedras grabadas figura también esta Venus.
Venus Cloacina (‘purificadora’), una fusión de Venus con la diosa del agua etrusca Cloacina, probablemente el resultado de una estatua de Venus prominentemente ubicada cerca de la Cloaca Máxima, el sistema de alcantarillado de Roma. La estatua se erigía sobre el punto donde se selló la paz entre los romanos y los sabinos.
Venus Ericina (‘del brezo’), por el monte Erice (oeste de Sicilia), uno de los centros de su culto. Se le dedicaron templos en la colina Capitolina y fuera de la Porta Collina. Personifica el amor «impuro» y era la diosa patrona de las prostitutas.
Venus Genetrix (‘madre’), en su papel como ancestro del pueblo romano, una diosa de la maternidad y la vida doméstica. Se celebraba una fiesta en su honor el 26 de septiembre. Como Venus era considerada en concreto la madre de la gensjulia, Julio César le dedicó un templo en Roma. Este nombre también se aplica a un tipo iconológico de estatua de Afrodita/Venus.
Venus Libertina (‘de los libertos’), un epíteto que probablemente surgió de un error, con los romanos confundiendo lubentina (posiblemente ‘placentera’ o ‘apasionada’) con libertina. Puede estar relacionado con Venus Libitina, también llamada Libentina, Libentia, Lubentina o Lubentia, un epíteto que posiblemente proceda de la confusión entre Libitina, una diosa funeraria y la antes mencionada lubentina, llevando a una amalgama de Libitina y Venus. Se dedicó un templo a Venus Libitina en el monte Esquilino.
Venus Murcia (‘del mirto’), epíteto que fusionaba a la diosa con la poco conocida deidad Murcia o Murtia, que estaba asociada al árbol de mirto, si bien en otras fuentes era considerada diosa de la pereza y la holgazanería.
Venus Obsequens (‘cortés’ o ‘indulgente’), epíteto al que se dedicó un templo a finales del siglo III a. C. durante la tercera guerra samnita por Quinto Fabio Máximo Gurges. Se construyó con el dinero de las multas que pagaban las mujeres a las que se hallaba culpables de adulterio. Era el templo más antiguo de Venus en Roma y se ubicaba probablemente a los pies del monte Aventino cerca del Circo Máximo. El día de su dedicación, el 19 de agosto, se celebraba la Vinalia Rustica.
Venus Verticordia (‘transformadora de corazones’), la protectora contra el vicio, en cuyo honor se celebraba el 1 de abril. Se le construyó un tempo en Roma en 114 a. C. que le fue dedicado el 1 de abril, con la instrucción de los Libros Sibilinos para compensar por la infracción de la castidad de tres vírgenes vestales.
Venus Victrix (‘victoriosa’), un aspecto de la Afrodita armada que los griegos habían heredado de Oriente, donde la diosa Ishtar «seguía siendo una diosa de la guerra, y Venus podía llevar la victoria a Sila o a César.» Esta fue la Venus a la que Pompeya dedicó un templo en la cima del teatro en el Campo de Marte en el 55 a. C. También había un altar dedicado a Venus Victrix en la colina Capitolina, y festivales el 12 de agosto y 9 de octubre, ofrendándosele en este último un sacrificio anualmente. En el arte neoclásico, este título se usa a menudo en el sentido de «Venus Victoriosa sobre los corazones de los hombres» o en el contexto del juicio de Paris (por ejemplo, la Venus Victrix de Antonio Canova, un retrato reclinado semidesnudo de Paulina Bonaparte).
Otros epítetos significativos para Venus son: Amica (‘amiga’), Caelestis (‘celestial’).
El arte helenístico y romano produjo muchas variaciones sobre la diosa, a menudo basadas en el tipo praxiteliano de la Afrodita de Cnido. Muchos desnudos femeninos de esta época de escultura cuyos temas son desconocidos se suelen llamar en la moderna historia del arte «Venus», incluso si originalmente pudieran haber sido el retrato de una mujer mortal más que una imagen de culto de la diosa.
Venus se convirtió mucho después, con la recuperación del arte grecorromano como modelo, en un tema popular en la pintura y escultura del Renacimiento europeo. Como una figura «clásica» cuyo estado natural era la desnudez, era socialmente aceptable representarla sin ropas. Como diosa de la salud sexual, estaba justificado cierto grado de belleza erótica en sus retratos, lo que resultaba atractivo para muchos artistas y sus mecenas. Con el tiempo, «venus» llegó a aludir a cualquier representación artística de una bella mujer desnuda en el arte posclásico, incluso si no había indicios de que se tratase de la diosa.
En el arte prehistórico, desde el descubrimiento en 1908 de la llamada Venus de Willendorf, se suele llamar «Venus paleolíticas» a las pequeñas esculturas de formas femeninas redondeadas. Aunque se desconoce el nombre de la deidad realmente representada, el evidente contraste entre estas figuras de culto obesas y fértiles y la concepción clásica de Venus ha supuesto mayor resistencia para la terminología.
Tannhäuser
La leyenda medieval alemana de Tannhäuser conservó el mito de Venus mucho después de que su culto fuera desterrado por el cristianismo.
La historia alemana cuenta que el caballero y poeta Tannhäuser halló el Venusberg, una montaña con cuevas que contenían el hogar subterráneo de Venus, y pasó un año adorando allí a la diosa. Tras abandonar el Venusberg, Tannhäuser tuvo remordimientos y viajó a Roma para preguntar al papa Urbano IV si era posible que le absolvieran sus pecados.
Urbano contestó que el perdón era tan imposible como lo sería que su báculo floreciese. Tres días después de que Tannhäuser se marchara, el báculo de Urbano floreció. Se enviaron mensajeros a buscar al caballero, pero este ya había regresado al Venusberg y nunca volvió a ser visto.
Otras diosas del amor
Adicionalmente, Venus ha sido comparada con otras diosas del amor: Rembha (hindú), Milda (lituana), Frigg y Freyja (nórdica), Ishtar (mesopotámica), Isis (egipcia), Inanna (sumeria), Astarté (fenicia), Reitia (de los vénetos), Uni-Astre (láminas de Pyrgi), Suadela, Oxúm (yoruba) y Ushás en la religión védica y Afrodita (Griega). Ushás también está vinculada con Venus mediante un epíteto sánscrito que se le aplica, vanas- (‘adorabilidad’, ‘deseo’, ‘anhelo’), que es un cognado de Venus, sugiriendo una relación protoindoeuropea mediante la raíz reconstruida *wen-, ‘desear’.
Otra interesante asociación con Venus es el dios letón Auseklis (personificación de su cuerpo celestial), cuyo nombre procede de la raíz aus-, ‘aurora’. Tanto Auseklis como Mēness (‘luna’) son Dieva dēli (‘hijos del dios’).
↑Walter Burkert, en Homo Necans (1972) 1983:80, señala a C. Koch sobre «Venus Victrix» en Realencyclopädie der klassischen Altertumswissenschaft, 8 A860-64.
↑Apéndice I: Raíces protoindoeuropeas. «Copia archivada». The American Heritage Dictionary of the English Language(en inglés) (4.ª edición edición). 2000. Archivado desde el original el 6 de abril de 2007. Consultado el 27 de abril de 2007.
Bibliografía
Champeaux, J. (1987). Fortuna. Recherches sur le culte de la Fortuna à Rome et dans le monde romain des origines à la mort de César. II. Les Transformations de Fortuna sous le République. Roma: Ecole Française de Rome. pp. 378-395.
Lloyd-Morgan, G. (1986). «Roman Venus: public worship and private rites». Pagan Gods and Shrines of the Roman Empire. Oxford: Oxford Committee for Archaeology Monograph 8.
Nash, E. (1962). Pictorial Dictionary of Ancient Rome Volume 1. Londres: A. Zwemmer Ltd. pp. 263-272, 424.